La bioética es un campo amplio, complejo y pluralista. Una buena muestra de ello es el desarrollo y la difusión que ha venido alcanzando, desde finales del pasado siglo XX, el planteamiento laico y laicista (sin darle aquí ningún significado peyorativo) de la bioética. Un terreno abonado para su nacimiento y expansión ha sido Italia.
I. LOS “MANIFIESTOS” DE BIOÉTICA LAICA
1. El manifiesto de 1996
A mediados de la década de los años 90 del pasado siglo XX, concretamente el 9 de junio de 1996, apareció en Italia el primer «Manifesto di bioetica laica» publicado en el diario «Il Sole 24ORE» y firmado por Carlo Flamigni (en la foto), Armando Massarenti, Maurizio Mori y Angelo Petroni.
Su punto de partida era la diferencia y superación de la primera revolución científica y tecnológica de la época moderna por la segunda revolución médica y biológica de la era contemporánea. La primera permitió al ser humano modificar la naturaleza que le rodeaba. En cambio, la segunda abrió la posibilidad de intervenir sobre su propia naturaleza. Pues bien, «Il manifesto» considera esencial que la segunda de esas revoluciones no debería estar nunca acompañada por la actitud ideológica que obstaculizó la formación de la visión científica de la época moderna, refiriéndose con ello a las cosmovisiones religiosas y a los principios morales derivados de ellas, en particular la comprensión católica del mundo y de la vida humana.
Los autores de «Il manifesto» sostienen que la visión laica del progreso de los conocimientos biológicos y de las prácticas médicas está fundada sobre «principios sólidos y claramente reconocibles» que, al presentarse a la opinión pública como alternativa a la visión religiosa, no lo hace oponiendo «hechos a principios, sino principios a principios». En ese sentido, los principios de la visión laica son los siguientes: 1º) el progreso del conocimiento es en sí mismo un valor ético fundamental; 2º) el ser humano es parte de la naturaleza, no un opuesto a ella; 3º) el progreso del conocimiento es la principal fuente del progreso de la humanidad, porque de él deriva la disminución del sufrimiento humano.
Como dice «Il manifesto», progresar en tales conocimientos es lo mismo que expresar el amor y el deseo de saber que empuja al ser humano a conocer toda la naturaleza. Y, más aún, «intervenir sobre la naturaleza biológica con el fin de disminuir el sufrimiento no es expresión de nihilismo sino de amor a los propios semejantes».
Sobre la base de los tres principios anteriores se construyen toda una serie de principios referentes al ámbito biomédico, que tendremos ocasión de resumir más adelante.
A este manifiesto le siguió un debate público, variado e interesante, por parte de diversos autores de renombre durante aquellos años, que invito a leer con atención.
2. El manifiesto de 2007
En noviembre de ese año apareció un «Nuovo manifesto di bioetica laica«, firmado por un numeroso grupo de promotores para quienes el término «laicismo» «significa ante todo adoptar una actitud crítica, rechazar todo dogmatismo, toda posición que quiera presentarse como absoluta… (puesto que) no hay posibilidad de diálogo ni de confrontación con quien piensa que posee la Verdad».
Y, más adelante, explican la «ética laica» en los siguientes términos: «… no es un conjunto monolítico basado en un sistema de dogmas, sino más bien una línea de tendencia que pretende agrupar un amplio abanico de sensibilidades morales (incluso aquellas de inspiración religiosa defensoras de la autonomía individual) que ponen en el centro de la existencia algunos valores clave como el respeto de la libertad individual y de la autodeterminación, la atención a la calidad de la vida y la disminución del sufrimiento».
La bioética, continúan diciendo, «está suscitando un gran interés en la opinión pública y asumiendo un relevante peso político, (pero) se entiende como un instrumento de defensa ante las innovaciones científicas y técnicas, con la capacidad de poner la medicina bajo el control de las creencias consolidadas por las tradiciones… (en cambio) quien se mueve en una perspectiva laica promociona las nuevas libertades proponiendo, donde sea posible, reglas que permitan la convivencia de personas con orientaciones diversas pero sin daños ni vejaciones recíprocas».
A los conceptos anteriores les siguen varias tomas de posición respecto a la reproducción y el control de los nacimientos (incluyendo aquí la contracepción, la esterilización y el aborto), las prohibiciones sobre la investigación en «células madre» embrionarias, la posibilidad de elegir el modo de morir y el derecho a la «eutanasia voluntaria», y la necesidad de reconocer nuevos modos de entender la sexualidad y la familia (incluyendo las nuevas formas jurídicas de unión entre parejas del mismo sexo).
Y, luego, finaliza con las siguientes palabras: «La bioética laica forma parte de un compromiso por un tipo de sociedad en la que, junto al acceso al conocimiento, en particular el científico, entendido como uno de los nuevos derechos de la ciudadanía, crezcan mejores modos de vida y disminuyan los sufrimientos producidos por la imposición de una cierta actitud de pensamiento (el religioso o de la Iglesia Católica), haciendo prevalecer en la sociedad otro tipo de actitud intelectual con la que nadie pueda imponer prohibiciones y obligaciones en nombre de una autoridad privada del consenso de las personas sobre las que recaen sus normas de actuación».
3. Hacia una síntesis: «Consulta di Bioetica Onlus»
Nos ayudamos para ello del contenido de la web “Consulta di Bioetica Onlus”, una Asociación cuya sede legal está en la ciudad italiana de Turín (Via Morghen, 5). Cuenta, además, con una docena de secciones o subsedes en otras tantas ciudades italianas, y publica desde 1993 “Bioética. Rivista Interdisciplinare” Según la citada web se puede resumir la “bioética laica” en los siguientes puntos:
A) El principio cardinal de la bioética laica
Este principio está recogido expresamente en la conocida fórmula «etsi Deus non daretur», significando con ello que laico/a es todo aquel/lla que razona como si Dios no existiese o, utilizando ahora palabras mías, una manera de entender la vida que se apoya exclusivamente en valores mundanos y/o de la sociedad civil, renunciando a la búsqueda de cualquier fundamento trascendente. Esta acepción concuerda con la definición española de «laicismo» (nuestro diccionario de la lengua no contiene el término «laicidad» como doctrina que defiende la independencia del hombre o de la sociedad, y más particularmente del Estado, respecto de cualquier organización o confesión religiosa.
Identificarse y vivir como laico/a implica garantizar idéntico respeto y consideración ética a cada persona, prescindiendo de sus convicciones religiosas. Esa igualdad de respeto y consideración es esencial para mantener la libertad individual y la convivencia pacífica en una sociedad caracterizada por el pluralismo ético y religioso.
B) Aspectos comunes de la bioética laica
A la hora de definir la «bioética laica» aparecen problemas como la acotación de sus límites, la clarificación de sus opiniones internas y la jerarquización de los valores éticos que defiende. Sin embargo, es posible encontrar algunos denominadores comunes entre los que sobresale, por encima de todos, el pluralismo (ideológico, ético y religioso) como signo indiscutible de nuestro tiempo, como un valor fundamental y como fruto de haber reconocido que no existe una autoridad moral única e indiscutible. Otros aspectos comunes de la bioética laica pueden ser los siguientes:
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La centralidad de autonomía y de la libertad individual en las decisiones sobre la vida y la muerte.
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El valor atribuido a la calidad de la vida frente o en contra de la cantidad de la vida.
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La disponibilidad de la vida en relación a las diversas concepciones y jerarquías de valores que tiene cada persona.
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La ética como disciplina esencialmente humana, es decir, fruto de la reflexión racional de los seres humanos y no como un conjunto de principios dados por parte de cualquier autoridad moral o inscrito en la naturaleza.